Comodoto (2.354 m)

MTB & TREKKING I 32 km I 1.250 m+

Comodoto (2.354 m)

POR LA VÍA LENTA

ENTRE LOS VALLES DE PINETA Y CHISAGÜÉS, LA CIMA HERBOSA DEL COMODOTO SE ERIGE CON MODESTIA ENTRE PROFUNDOS BARRANCOS, VERTICALES MURALLAS DE KARST Y UN BUEN NÚMERO DE TRESMILES. ESTA ATALAYA SUPERPANORÁMICA ATRAE A NUMEROSOS BIKERS ÁVIDOS DE GRAVEDAD, PERO TAMBIÉN ES LA EXCUSA PERFECTA PARA UNA ESCAPADA DE #SLOWBIKEPACKING Y UN VIVAC EN EL BUCÓLICO POLJÉ DE LA ESTIVA.

Texto y fotos: Amelia Herrero Becker / Sergio Fernández Tolosa

Es cerca de mediodía. El sol de octubre ilumina el valle. La carreterilla serpentea por la ladera sembrada de pinos, cuesta arriba, rumbo a Espierba. Una curva, otra curva… El pueblo, solitario, nos recibe en la solana, con su fuente, su calle asfaltada y un sinnúmero de casas en distintas fases de rehabilitación.

La pista de La Estiva es más que obvia, pero la providencial aparición de un lugareño vale como coartada para una breve parada. “Sí, vais bien, todo recto”. La voz es de Ángel Luis Saludas, el pastor de Espierba que trabaja desde hace más de 40 años en el que podría ser el primer y último diccionario de belsetán, el dialecto del aragonés que se habla en este valle. Le reconozco por un artículo de Virginia Mendoza. “Qué pequeño –y qué grande– es el mundo…”.

LA ESTIVA ES UNA MATRIOSKA DE ROCA CALIZA. UN VALLE DENTRO DEL VALLE QUE LOS GEÓLOGOS CATALOGAN COMO “SEMIPOLJÉ” O “POLJÉ MARGINAL”. A MÍ ME RECUERDA A UN INMENSO JARDÍN JAPONÉS.

RECORRIDO

32 km

Itinerario de ida y vuelta al Comodoto (2.354 m). Se sube por carretera de montaña desde el Camping Pineta hasta Espierba, pista forestal hasta La Estiva y senda –no ciclable– hasta la cumbre.

DESNIVEL

1.250 m+

Ascensión considerable, pero bastante sostenida y sin porcentajes extremos. Del total, 950 m+ son en bicicleta –carretera y pista– y los restantes 300 m+, a pie.

DIFICULTAD

2/5

Sin complicaciones técnicas. Todo es carreterilla asfaltada y pista en buen estado. La senda para acceder a la cumbre la hicimos a pie, dejando las bicis escondidas en Plana Fonda.

ATRACTIVOS

☆ ☆ ☆

Pedalear sobre el valle glaciar de Pineta mientras observas el macizo de las Tres Sorores, la calma 'zen' del vivac en Plana Fonda, las vistas de 360 grados desde la cima del Comodoto...

UN PARAÍSO CON VISTAS

La excursión comienza en el fondo del Valle de Pineta, a orillas de un Cinca recién nacido. Las duras rampas del puerto asfaltado, a partir de Espierba dan paso a una pista de pendiente sostenida, algo pedregosa pero más llevadera. Según ascendemos, el trazado es más y más espléndido en vistas: el Circo y el Balcón de Pineta, las Tres Marías, el macizo de las Tres Sorores…

Pedaleamos cargadas con la comida y el abrigo necesarios para pasar la noche en Plana Fonda y subir a la cumbre del Comodoto mañana por la mañana. Avanzamos sin prisa, pero sin apenas pausas. Las justas para comernos el bocadillo de mediodía en el Paset de Fornos, ya cerca del refugio. Luego, para filtrar agua y rellenar los bidones en la Fuente de la Pleta. Un poco más allá, para observar a distancia a las ovejas y sus corderillos, que pastan y maman a placer en la paradisíaca planicie de Plana Fonda.

BIENVENIDAS A LA CALMA

El paraje es verdaderamente idílico. Magnético. Narcótico.

A 2.050 metros de altitud, La Estiva es una matrioska de roca caliza. Un valle dentro del valle. Un pasillo alargado y cerrado, de fondo plano y bordes empinados en los que afloran murallas de karst salpicadas de pinos. Los geólogos lo catalogan como “semipoljé” o “poljé marginal”, pero a mí me recuerda a un inmenso jardín japonés.

Aquí las agujas del reloj giran al ritmo de la orogénesis. Tomamos un té. Elena me enseña a jugar al Uno. Gano la primera partida –"la suerte de la principiante"–. Cenamos unos fideos. Observamos a los sarrios que corretean por la pradera. Nuestra minúscula tienda pasa inadvertida entre los inmensos monolitos.

Cuando el sol se esconde tras las Tres Sorores, el “poljé” se convierte en un balcón frío y oscuro que invita a mirar hacia las estrellas. Son las 8 de la tarde. Es hora de cerrar las cremalleras.

ESFUERZO Y RECOMPENSA

A la mañana siguiente, bien abrigadas, recogemos el campamento, escondemos las bicis e iniciamos la ascensión a pie por el GR-11. En el Collado de las Coronetas nos desviamos por una senda menos pisada que sube hacia la cumbre. El sol está aún muy bajo, pero ya alumbra el alargado Valle de Pineta. El escenario es grandioso.

En lo más alto, el panorama impresiona. La lista de cumbres sería eterna, pero las que reconocemos fácilmente son Punta Suelza, Punta Fuesa, la pista de acceso a las Minas de Liena, el Robiñera, el Balcón de Pineta, el Monte Perdido, las Tres Marías…

Tras un rato disfrutando de las vistas, llegan los primeros bikers empujando sus pesadas e-bikes. “Esto es una locura”, repite el más rezagado poco antes de encarar el anhelado descenso de la gran clásica de Zona Zero. Nosotras bajaremos por donde hemos subido. No necesitamos las emociones fuertes de un descenso endurero. Dormir en Plana Fonda y pasar 24 horas en la montaña, disfrutando de sus paisajes, sus silencios y sus habitantes, es, en sí, la verdadera recompensa.

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