¿POR QUÉ ELEGIMOS LA OGRE?

La idea era simplificar y, al mismo tiempo, tener una bici que lo aguantase todo. No queríamos tener una bicicleta de viaje y una mountain bike. Queríamos una mountain bike que sirviese para viajar. Y, por supuesto, que fuese de acero.

En aquellas fechas, Surly era una marca poco conocida en España –aún menos que ahora–, pero tras informarnos, analizar ángulos y medidas y, sobre todo, verlas en EspaiBici, lo tuvimos claro. A la hora de escoger el modelo, tampoco hubo demasiadas dudas. Queríamos geometría biker, rueda de 29 pulgadas y cuadro preparado de origen para montar portabultos. La elección era fácil: Surly Ogre.

PROS Y CONTRAS DEL ACERO

La ventaja principal de un cuadro de acero es la mayor durabilidad del material frente a otras aleaciones. Las de aluminio permiten construir cuadros más ligeros, pero que tienen un mayor riesgo de rotura por fatiga –las típicas fisuras que salen cerca de las uniones al cabo del tiempo–.

No todos los aceros ni todos los aluminios son iguales. La diferencia en la balanza dependerá de los tubos utilizados. En el caso de la Surly Ogre, el peso del cuadro –cuyo triángulo principal es de tubos de doble conificado– ronda los 2’5 kg. La diferencia respecto a un cuadro de aluminio es de aproximadamente 1 kg. ¿Es mucho? Todo dependerá de tus prioridades. En nuestro caso, no titubeamos.

MONTAJE A LA CARTA

El montaje fue 100% a la carta. Aunque Surly ofrece configuraciones cerradas de todas sus bicis, en EspaiBici importan los cuadros y hacen aquí la selección de componentes de forma individualizada, en función de tus gustos, necesidades, presupuesto y disponibilidad.

Teniendo en cuenta nuestra predilección por el mountain bike, gran parte del montaje era de carácter eminentemente biker: horquilla Rock Shox Reba RL de 100 mm (atención porque la actual Surly Ogre no admite horquilla de suspensión) –y la horquilla rígida de serie la guardamos para viajes y travesías–, manillar plano de mountain bike y grupo Shimano XT, con trasmisión de tres platos para tener un mayor rango de velocidades. Pensando en los viajes, BraveWheels nos montó a mano unas ruedas de mountain bike reforzadas.

Después de 10 años y tropemil kilómetros –imposible calcularlos–, del montaje inicial aún quedan componentes, aunque algunas cosas han ido cambiando: manillar, puños, llantas, pedales, discos, algún que otro núcleo, un par de manetas, alguna pinza de freno… El cuadro aguanta estoico, indiferente al paso del tiempo. Sólo algún que otro rayajo da fe de lo vivido.

SOBRE EL TERRENO

Desde las primeras salidas, las Surly Ogre nos dejaron muy clara su naturaleza biker. Cuando las estrenamos estábamos haciendo la sección de rutas de la revista Solo Bici MTB, así que cada mes teníamos, como mínimo, una o dos salidas de varios días por terrenos muy variados, a veces con alforjas, a veces sin ellas.

La adaptación fue rápida. En pocos días nos habíamos habituado y fluíamos por los mismos senderos y trialeras que semanas antes recorríamos con bicis de doble suspensión tipo trail.

Con las bicis cargadas con alforjas, al comparar las Surly Ogre con las hardtail de aluminio que habíamos usado hasta entonces, la sensación fue de mayor solidez, estabilidad y aplomo.

Al cabo de pocas semanas, llegaron los exámenes finales: en junio nos embarcamos en la Transpyr –8 días de puro mtb en el Pirineo– y acto seguido nos fuimos con las alforjas a dar vueltas por Islandia. Superaron los dos retos con matrícula de honor.

LA DÉCADA PRODIGIOSA

Tras 10 años con ellas, lo que podemos asegurar es que la principal característica de la Surly Ogre es su gran versatilidad. Su zona de confort es realmente amplia. Va desde el commuting hasta el mountain bike. Es una auténtica transformista. Nosotros las usamos para acudir al mercado de los martes y hacer recados –tomando divertidos atajos por senderos–, salir a airearnos un rato, ir de excursión, de picnic, de aventura bikepacking, de viaje, de brevet todoterreno, de fin de semana cicloalpinista, para recolectar moras, setas y almendras, explorar con Chincheta más allá de los caminos...

Sin embargo, en los últimos años nuestra flota ha crecido. En 2017 entró en nuestras vidas una Surly Straggler y en 2019 una Surly Midnight Special. Es cierto que se solapan con las Ogre en algunos terrenos –pistas rodadoras, rutas graveleras, backroads...– y desde entonces las usamos con menor frecuencia, pero las Ogre siguen siendo las más polivalentes de nuestras bicis.

EN RESUMEN...

La rueda de 29" y una geometría muy bien calculada permiten moverse cómodamente tanto en pistas como campo través. La postura sobre la bici invita a pedalear con la dosis de alegría que tengamos en cada momento. Si quieres correr, corres. Si te apetece ir de paseo, nada ni nadie te lo impiden.

La Surly Ogre es una bici escaladora que en ascensiones largas transmite la fuerza con la confianza y eficiencia de un percherón. En subidas técnicas resulta ágil, dinámica, divertida. En asfalto resulta más rápida de lo que podría parecer y en bajadas de pista tiene el aplomo y estabilidad necesarios para afrontar cualquier descenso con seguridad, algo muy importante cuando te gusta disfrutar de los paisajes.

Si vas a rodar sólo por senderos técnicos, lo lógico es decantarse por modelos que acepten horquilla de suspensión –Karate Monkey o Krampus–, aunque la Surly Ogre de Sergio hace ya siete años que va con la horquilla rígida de serie a todas partes. Eso sí, para mayor confort, optó por un manillar H-Bar Loop de Jones y tubeless con tal de llevar menos presión en los neumáticos.