Gran Vertical 2023

BIKEPACKING I 360 km I 6.500 m+

GRAN VERTICAL 2023

Sonrisa horizontal

HAY OCASIONES EN QUE LAS ESTRELLAS SE ALINEAN Y TE MUESTRAN EL CAMINO, CUAL GUIJARROS LUMINOSOS, HACIA ESE MICROCOSMOS REGIDO POR LA CONTRADICCIÓN EN EL QUE TE SIENTES MÁS QUE CÓMODO FUERA DE TU ZONA DE CONFORT. LA GRAN VERTICAL 2023 HA SIDO UNA EXPERIENCIA ÚNICA E IRREPETIBLE. QUIZÁ POR ESO MISMO YA SUEÑO CON LA PRÓXIMA EDICIÓN.

Texto: Sergio Fernández Tolosa / Fotos: Sergio Fernández Tolosa & Eliseu T. Climent

“¿Azul o… rosa?”, pregunta Mònica Aguilera justo antes de pasar el control de material obligatorio. Aunque lo pueda parecer, no es la escena de Matrix en la que Morfeo le plantea a Neo qué camino quiere seguir. Aquí lo único que elegimos es el color de la navaja Opinel personalizada con el emblema de la Gran Vertical que de ahora en adelante nos acompañará en tantas escapadas.

La decisión importante la tomamos hace meses, cuando nos inscribimos a esta travesía no competitiva en formato non-stop de 360 km y 6.500 m+ que te obliga –te ayuda– a mantener la forma durante los meses más fríos del año. Una cita bikepacker que en su segunda edición ha optado por un itinerario circular que invita a explorar durante tres días y dos noches un abrupto territorio plagado de patrimonio y silenciosa belleza, entre Los Ports, el Maestrazgo castellonense y las sierras del litoral mediterráneo. En la línea de salida somos setenta. El ansiado viaje está a punto de empezar.

EN SU SEGUNDA EDICIÓN, LA GRAN VERTICAL HA OPTADO POR UN ITINERARIO CIRCULAR QUE INVITA A EXPLORAR DURANTE TRES DÍAS Y DOS NOCHES UN ABRUPTO TERRITORIO PLAGADO DE PATRIMONIO Y SILENCIOSA BELLEZA.

RECORRIDO

360 km

Itinerario circular, con inicio y final en Amposta, que enlaza las zonas montañosas de Los Ports y Penyagolosa a través del Alto Maestrazgo castellonense, y cruza La Plana para conectar con las sierras costeras de Irta y Montsià.

DESNIVEL

6.500 m+

Casi la mitad de la ascensión acumulada se concentra en los primeros 100 km del trazado, que es la parte más exigente. Aunque tampoco sea llano, el último tercio del itinerario sí es más rodador.

DIFICULTAD

3/5

El trazado combina pistas y caminos en general en buen estado con algunos enlaces por carreteras secundarias. Hay algunos sectores más rotos y un par de puntos que obligan a caminar unos minutos.

ATRACTIVOS

☆ ☆ ☆

La abrupta grandeza de Los Ports, los cuatro parques naturales que atravesamos, el sector de costa virgen de la sierra de Irta, el despoblado de La Estrella, los olivares, los mandarinos, el silencio…

DÍA 1: AMPOSTA - MASET DEL SOPERO

Nada más salir de Amposta, el variopinto pelotón se estira rápidamente. El track nos guía a través de una laberíntica cuadrícula de caminos y pistas, entre campos de olivos, mandarinos y canales de riego. A lo lejos, bajo un cielo gris plomo, acotando la falsa planicie, una vasta muralla de roca se alza sobre el horizonte. Son Los Ports, nuestro primer destino.

Al llegar al barranco de La Galera, la ruta vira hacia las montañas. Su cauce seco y pedregoso señala nuestra puerta de entrada al mundo calcáreo de Los Ports, que nos reciben silenciosos.

La pista se abre paso entre inmensos acantilados. El tercer plato entra en escena. Hemos llegado. Es el momento esperado. Ese largo trayecto sin pueblos, sólo masías aisladas y collados remotos. Una larga ascensión que invita a parar. A oler las flores del romero. A beber agua de las pocas fuentes que manan. A identificar las antiguas terrazas colonizadas por los pinos.

Al llegar al Coll de l’Assuca (1.180 m), el track abandona la pista de Casetes Velles, cruza unas fajas y se aventura por una senda trialera. Por un momento creo haberme equivocado, pero al mismo tiempo me siento como en casa y contento de haber traído la mountain bike.

Enseguida volvemos a los caminos y las pistas cómodas, que suben y bajan hasta Fredes, pasando junto al Tossal dels Tres Reis, esa cumbre en la que las provincias de Castellón, Tarragona y Teruel se dan un beso en la mejilla. En una cuesta me uno al grupo de Ernesto, Adolf, Alex, Silvia, Diego, otro Alex y Héctor. Han venido a la Gran Vertical para poner a prueba lo que llaman 'slow bikepacking'. "El objetivo es apurar el tiempo máximo que da el reglamento". Ya no me separaré de ellos.

En Fredes (km 70) se encuentra David, de Espai Bici, con el tradicional avituallamiento sorpresa de la organización. Otra buena excusa para parar.

PUERTA INTERESTELAR

Cuando cae la noche, las luces de El Boixar nos tientan y acabamos en Lo Raconet, pidiendo bocadillos de tortilla, helados y bebidas. “Espero que no tengáis prisa”, nos dice el anfitrión, mientras bate huevos sin pestañear, desde el otro lado de la barra. “Sin problema. ¡Esto es slow bikepacking!”.

Un lapso de tiempo indeterminado después –es lo más parecido a ser engullido por un agujero negro que desagua en otra dimensión–, pedaleamos de nuevo, ya bajo la protección de Orión y sus flechas, por la sinuosa carreterilla de Castell de Cabres.

Poco antes de llegar al pueblo, la ruta se desvía por un camino que atraviesa una de las zonas protegidas del Parque Natural de la Tinença de Benifassà. Estamos muy cerca de Morella y sus comodidades, pero todos nos decantamos por acostarnos en el primer prado que reúna las mínimas condiciones. De pronto, voilà! La noche es serena. La luna creciente está a punto de enterrarse tras las montañas. Los corzos ladran. Y una ¿vaca? muge de manera muy rara.

DÍA 2: MASET DEL SOPERO - ERMITA DE SANT CRISTÒFOL

El día llega con calma. El sol, remolón, se encalla tras la sierra y nos obliga a ensayar cada movimiento antes de ejecutarlo. Primero la nariz, luego una mano, luego el brazo… Poco a poco, de las crisálidas van saliendo ciclistas envarados, entumecidos, felices. Entre un desperezo y otro, aprovechamos para embutir el equipaje en las bolsas, dar un mordisco a una barrita sabor cappuccino y masticar unos frutos secos.

Ya en marcha, el camino sigue con su sube y baja connatural. Las piernas responden sorprendentemente bien, teniendo en cuenta que ayer hicieron 100 km con casi 3.000 m+. Al llegar a la monumental Morella, ni el imponente acueducto medieval ni las murallas logran detener al pelotón, que avanza directo hasta el primer lugar abierto donde se pueda romper el ayuno.

Un par de horas después rodamos a placer entre antiguos molinos por los caminos viejos de Forcall y Cinctorres, que siguen el curso de los ríos Bergantes y Celumbres. Una nueva ascensión nos eleva hacia el Port de Sant Pere. La ermita románica, a la que en el siglo XVII se le añadió una hospedería, desafía a los elementos en lo más alto del monte pelado. Al otro lado, un moderno campo eólico se despliega sobre el cordal de la sierra hacia Villafranca del Cid. Al llegar, ya es hora de comer. En el primer bar que aterrizamos sólo sirven aperitivos. Es sábado. El supermercado está abierto. "¿Súper y parque?".

A los pocos minutos aparece Eliseu T. Climent, alma mater y fotógrafo oficial de la Gran Vertical, para documentar el banquete. "Saben dónde estamos en todo momento... ¡Saben hasta lo que comemos!".

LAS PIERNAS RESPONDEN SORPRENDENTEMENTE BIEN, TENIENDO EN CUENTA QUE AYER HICIERON UNOS 100 KM CON CASI 3.000 M+.

UN PUEBLO PERDIDO

La siguiente cuesta es entre paredes de piedra seca. Millones y millones de pedruscos conforman cientos de kilómetros de muros construidos con un único fin: ganar espacios cultivables al adusto monte y así plantar más trigo, más cebada, más lo que fuera.

Al superar la Sierra Negra, la ruta se asoma sigilosamente a un profundo barranco. Ernesto nos advierte: “Allá abajo está La Estrella. Y luego habrá que remontar”.

El descenso es fulgurante. Da la sensación de estar muy lejos de todo y muy cerca de donde queremos. Sólo paramos al identificar el pequeño pueblo, que se mimetiza con el paisaje, a orillas del río, bajo la amenazante quebrada. Únicamente la cúpula azul rey de la iglesia rompe la austeridad cromática del entorno. Ernesto, como buen pastor, nos convence con pocas palabras: “Merece la pena desviarse”.

Lleva razón. En la plaza, un congreso de gatos rodea el Land Rover de Martín y Sinforosa. Aquí todavía no llegan ni la electricidad, ni el gas, ni el teléfono. Tras casi 40 años de soledad, sus dos últimos habitantes acaban de mudarse por razones de salud.

PEDALEANDO HACIA LA LUZ

Salir de La Estrella tiene su guasa. La pista trepa retorciéndose por el sombrío pinar. Al otro lado del río Monleón, empieza la comarca turolense de Gúdar - Javalambre.

Tras una vibrante bajada por un camino pedregoso, se instala en el grupo un insólito silencio. Un rápido falso llano invita a tirar a bloque en dirección a Penyagolosa. La ascensión termina en el alto del Pla de la Creu, a casi 1.400 metros de altitud. Paramos para dar un mordisco a lo que haya en el bolsillo del maillot, abrigarnos y escurrirnos por la vertiente opuesta a toda velocidad.

La disfrutona pista termina en Chodos. El sol se acaba de esconder tras la sierra. El improvisado plan consiste en llegar de día a Atzeneta de Maestrat y buscar allí algo de cenar. La rueda de la fortuna nos regala una pizzería. Después, encendemos los focos y avanzamos concentrados 20 km más. El objetivo es el portal de una ermita a las afueras de Vall d’Alba.

AQUÍ TODAVÍA NO LLEGAN NI LA ELECTRICIDAD, NI EL GAS, NI EL TELÉFONO. TRAS CASI 40 AÑOS DE SOLEDAD, HACE APENAS UNAS SEMANAS, SUS DOS ÚLTIMOS HABITANTES SE HAN MUDADO POR RAZONES DE SALUD.

DÍA 3: ERMITA DE SANT CRISTÒFOL - AMPOSTA

San Cristóbal –el patrón de los viajeros– y su panorámico templo nos han dado el cobijo por el que anoche suspirábamos desde hacía kilómetros. La cuesta final fue especialmente dura, pues no formaba parte del recorrido, pero el amanecer, desde lo alto, ha sido de película.

De nuevo en el pueblo, buscamos un bar en el que los domingos, además de carajillos, pongan tostadas. Necesitamos energía. El último tercio del recorrido es más llano que los dos anteriores, pero aún nos quedan 130 km para cerrar el círculo.

Primero hay que cruzar La Plana Alta, en dirección a Torreblanca. La ruta encara un sector más llano y anodino que invita a pedalear a bloque, entre olivos, almendros y frutales. De repente, casi sin darnos cuenta, cruzamos la Vía Augusta. Muy cerca se encuentra el arco romano de Cabanes.

La verdadera joya de la jornada comienza en Alcossebre. Es la travesía integral del Parque Natural de la Serra d’Irta, uno de los pocos sectores de litoral vírgenes –y seguramente el más espectacular– del Mediterráneo castellonense. Durante 15 km pedaleamos por un camino entre la sierra y el mar, que nos lanza un señuelo tras otro en forma de bucólicas y tentadoras calitas rodeadas de acantilados. “Aquí hay que volver”.

ALMUERZOS DE TENEDOR

En Peñíscola, ni paramos. Seguimos hacia el interior, rumbo a la Serra Grossa, que nos engulle con un par de senderos entretenidos y alguna que otra riera de cantos rodados.

Ya por pistas rápidas, aterrizamos en Càlig a la hora de sentarse a la mesa. Unos buenos “almuerzos” nos dan fuerzas para enfilar la antepenúltima subida, que nos eleva hasta el Real Monasterio de la Virgen de la Salud. Después rozamos, con el rabillo del ojo, la amurallada Traiguera y aprovechamos el cálido lebeche para volar hasta Ulldecona.

Los últimos kilómetros disfrutamos del invisible pero notable empuje eólico. El track se escabulle entre los olivos, a los pies de la Sierra de Montsià, siempre buscando pistas rápidas y alejadas de las vías de comunicación modernas. "Esto se acaba. Qué pena. ¿Creéis que nos da tiempo de ir a hacer las variantes?".

Una última cuestecilla nos sitúa en el Coll de les Set Piques. Sólo resta una bajada. El grupo se reúne para celebrarlo. Todos lucimos una enorme sonrisa horizontal.

EL MAR NOS LANZA UN SEÑUELO TRAS OTRO EN FORMA DE BUCÓLICAS Y TENTADORAS CALITAS RODEADAS DE ACANTILADOS.

6 Responses

  1. Quique
    | Responder

    Donde puedo conseguir el track? Tiene una pinta fantastica

    • conunparderuedas
      | Responder

      hola Quique, la Gran Vertical es una prueba organizada que cada año varía el recorrido, el track se facilita a los inscritos unos días antes de la celebración del evento, nosotros por deferencia con los organizadores no lo hemos publicado pero supongo que no será difícil encontrarlo en cualquier plataforma tipo wikiloc, strava, etc., de algún otro participante, espero que lo comprendas, muchas gracias y sí, es una ruta muy bonita, un saludo!!!

  2. Aitor Salgado Adeva
    | Responder

    Hola Sergio, perfecta crónica!

    Tengo un recuerdo muy similar al tuyo, disfruté al 200% de la ruta, de los paisajes y carácter no competitivo del evento.

    Te animo a seguir compartiendo tus crónicas y los tracks de tus viajes. Todos los que he realizado son un 10!

    • conunparderuedas
      | Responder

      hola Aitor, muchas gracias por tu comentario 🙂 la ruta de la Gran Vertical fue realmente bonita, una gran obra de Eliseu T. Climent y del resto del equipo, se nota que conocen el territorio, pedalean y son unos apasionados de los viajes, ya tengo curiosidad por ver qué nos plantean para el año que viene, y también por la Cat700 de este año, el plan es volver a participar pero en la versión gravel
      fue un placer también pedalear un ratito contigo, os hice una foto cuando entrábais en el Barranc de La Galera, desde atrás, sale en el reportaje, luego paré a oler el romero que estaba en flor (y a descansar, por supuesto) y ya no os vi más, pero seguro que coincidimos de nuevo en los caminos, un saludo!!!

  3. Nuri G.
    | Responder

    Qué buen relato! Me ha encantado, me he reído, he viajado con vosotros! (y que ganas de venir)

    • conunparderuedas
      | Responder

      muchas gracias, Nuri G., fue una aventura redonda, de esas que no planificas, sólo te dejas llevar… nos vemos pronto dando pedales!!!

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