A pie por el Valle de Barrabés

TREKKING I VALLE DE BARRABÉS

Estanh Redon y Estanh de Rius / Tuc de Molières (3.010 m) / Estanys d'Anglios

TRILOGÍA DE PARAÍSOS

JAMÁS HUBIÉSEMOS IMAGINADO QUE AL FINAL DEL VALLE DE BARRABÉS, A TAN SÓLO UNOS MINUTOS A PIE DE LA BOCA SUR DEL TÚNEL DE VIELHA, LA MONTAÑA FUESE GUARDIANA DE TANTA BELLEZA. EN TRES DÍAS HEMOS HECHO TRES EXCURSIONES POR TRES VALLES DISTINTOS, DESCUBRIENDO UNA TRÍADA DE PARAÍSOS, VIVIENDO UNA INOLVIDABLE TRILOGÍA PIRENAICA.

Texto y fotos: Sergio Fernández Tolosa & Amelia Herrero Becker

Hay quien cree que el paraíso existe al otro lado de un oscuro pasadizo. Quizá por eso siempre atisban el prado verde justo enfrente, más allá de lo accesible. Quizá por eso la belleza es más bella cuando permanece inalcanzable. Quizá por eso uno se sorprende tantísimo al descubrir, tras años de ceguera, que no era necesario atravesar la montaña para sentirse dentro del edén.

Desde la boca sur del túnel de Vielha –muy cerca del refugio de Conangles–, iniciamos tres excursiones a pie hasta parajes de ensueño: el primer día, al Estanh Redon y Estanh de Rius; el segundo, a la cumbre del Tuc de Molières (3.010 m); el tercero, hasta los Estanys d'Anglios a través del magnífico hayedo de Salenques.

CAMINAMOS ENTRE FRONDOSOS HAYEDOS Y FRAZADAS DE FLORES HASTA VERNOS REFLEJADOS EN LAS CRISTALINAS AGUAS DE LOS LAGOS Y SENTIR EL VERTIGINOSO VACÍO DE LAS CRESTAS.

ESTANH REDON Y ESTANH DE RIUS

13 KM / 900 M+ >> TRACK PARA GPS

La excursión comienza en el antiguo hospital de Sant Nicolau, de origen medieval, hoy conocido como Er Espitau de Vielha. Estamos a 1.620 metros sobre el nivel del mar, justo encima de la boca sur del antiguo Túnel de Vielha, el reservado a los camiones de mercancías peligrosas. A un lado se abre el valle de Molières. Al otro, el de Conangles.

En nuestra primera incursión por estas laderas decidimos tomarlo con calma. Para mañana tenemos planes más consistentes, así que con tal de ver qué tal andan las piernas, ponemos rumbo al este, por el GR-11, que se eleva entre hayas de porte ilustre y jergones de flores.

Sin prisa ni ruta establecida, al llegar al cruce que va al Estanh Redon, sacamos el mapa: "Está más cerca y luego podemos intentar conectar con el Estanh de Rius por este colladito". El sendero, menos pisado que el anterior, nos lleva rápidamente hasta la primera laguna.

Tras el almuerzo, que será por fascículos, bordeamos la orilla sur del lago por una huella menos visible. Los hitos, más distantes, nos llevan de forma más o menos instintiva hasta el Coret del Lac Redon, a 2.454 m, punto más elevado del itinerario. Desde lo alto, las vistas a nuestra espalda son divinas. El lago de origen glaciar resplandece bajo la Tuca de Vielha. Detrás, el macizo de La Maladeta exhibe su inconfundible estampa norte.

La bajada hacia el Estanh de Rius es aún más intuitiva. Chincheta acusa el calor de mediodía, así que ponemos la directa hacia sus frías aguas.

Después del remojón y la segunda dosis de almuerzo, comenzamos el regreso por el GR-11, que nos regala magníficas postales de los lagos y lagunas que vierten sus aguas a la Noguera Ribagorçana. Al llegar al Port de Rius, a 2.348 m, ya sólo resta seguir bajando hasta el punto de inicio por la entretenida senda.

TUC DE MOLIÈRES (3.010 M)

15 KM / 1.400 M+ >> TRACK PARA GPS

El segundo día, bajo un cielo azul impoluto y con un parte meteorológico alentador, ponemos rumbo hacia el valle opuesto. Partimos con la mochila llena de vituallas, ropa de abrigo y la intención de subir hasta lo más alto del Tuc de Molières. De 3.010 metros, este pico es conocido como "el tresmil más fácil del Pirineo", aunque sólo entre quienes lo han subido desde La Renclusa, es decir, por la vertiente contraria.

Por este lado, la ascensión no es tan sencilla, aunque la ruta comienza como un agradable paseo. El valle es ancho y herboso. El río fluye sin prisa, tintineante, trazando amplios meandros por la pradera y hay flores por todas partes.

Tras superar el resalte de la cascada del Saut de Molières –excursión muy popular y recomendable para familias–, el terreno se rebela. Las hayas quedan atrás y el sendero entra en una nueva fase que reclama mayor atención. También se agrandan las perspectivas. A cada paso, el valle se cierra un poco más, aunque paradójicamente, con cada paso que damos nos parece más grandioso.

MOMENTOS CUMBRE

Los agudos ladridos de las marmotas vigilantes rebotan en la inmensidad. A un lado, la quebrada Serra de Salenques se recorta contra el cielo. Al otro, la Serra dera Gerbosa completa el cerco. Al fondo se erige la pared que defiende la cumbre: luce una gargantilla de nieve y la verdad es que desde este lado parece inexpugnable.

Los hitos indican pefectamente el sendero a seguir. A veces se desdoblan y vuelven a unirse dos zigzags más arriba. Aparecen los primeros caos de rocas. Un pie aquí, otro allá... La huella se desvía a la derecha y trepa por una canaleta, junto al arroyo, obligándonos a usar las manos. Es una subida dinámica, entretenida.

Poco más allá, el refugio libre de chapa resplandece como un faro, elevado a la derecha del primer lago de Molières, punto escogido para el aperitivo. En la orilla, entre dos grandes losas de granito, descansamos, comemos queso, pan y bebemos agua del propio ibón con la cañita LifeStraw. La cumbre está 700 metros más arriba, pero ambos sospechamos que este rincón idílico y solitario bien podría ser el momento cumbre del día.

Entre el tercer y cuarto lago, la pendiente vuelve a dispararse. Ya no hay tierra. Sólo rocas de todos los tamaños y formas, dispuestas por el azaroso caos que lo rige todo. Unos hitos van por aquí y otros por allá. Es el último escollo antes de alcanzar el Coret de Molières, a 2.937 m, al que llegamos esquivando la poca nieve que queda a finales de julio. El collado requiere una breve trepada. Dudamos un instante. Chincheta encuentra el paso más fácil. Ya estamos arriba.

Una vez en la cresta, el macizo de La Maladeta monopoliza las miradas. Efectivamente, la ladera norte del Molières es una suave rampa por la que caminamos relajados hasta el enorme hito de piedras de la cumbre. En el lado opuesto se abre un abismo.

Fotos, chaqueta para el viento que sopla con fuerza creciente, cruce de impresiones con dos trail runners que llegan poco después y emprendemos la bajada. El descenso será largo y exigente, pero igual de hermoso, pues pararemos en el mismo lago, para refrescarnos, comernos el resto del queso y afirmar al unísono que sí, que este lugar bien podría ser el escenario cumbre del día.

ESTANYS D'ANGLIOS

12 KM / 800 M+ >> TRACK PARA GPS

El tercer día, las piernas acusan las horas de caminata acumulada, pero las ganas de seguir empapándonos de naturaleza se mantienen intactas. Después de estudiar el mapa, nos decantamos por un recorrido a priori más suave por el sendero del hayedo de Salenques, pero los músculos responden y la curiosidad empuja, así que seguimos subiendo por el GR-11 hasta los Estanys d'Anglios.

El paseo por el bosque es como un cuento para niños de todas las edades. El río ruge a pocos metros y parece que de detrás de cada bloque de granito vaya a salir un duende.

En la primera bifurcación, tomamos el sendero de la izquierda, que enseguida se yergue sin dar respiro por el margen derecho del barranco Riueño. Orquídeas por aquí, orquídeas por allá... Pasos lentos, pero firmes y el bosque empieza a clarear dejando a la vista los esqueletos negruzcos de viejos pinos.

Tras un pequeño resalte, aparece el Estany Gran. El GR-11 lo circunvala junto a la orilla de aguas turquesas y sigue subiendo hasta el refugio libre d'Anglios, una coqueta cabaña de madera que parece salida del Walden de Thoreau. El paraje es infinito. El valle se ha abierto pero todo indica que se volverá a cerrar, aunque desde aquí no se adivina dónde.

Más allá aún hay dos lagos: el del Mig y el de l'Obaga. El GR se desdobla: por un lado salta hacia el Estany de Llauset por el Coll d'Anglios; por el otro, sube hasta el Collado de los Ibones y conecta con el refugio guardado de Llauset. Nosotros nos plantamos aquí. Otro día iremos más allá. Hoy nos conformamos con un baño extra de vitamina D y con las vistas de los Besiberris, que nos acompañan durante el camino de regreso hasta que volvemos a entrar en la espesura del bosque encantado.

GUÍA PRÁCTICA

ÉPOCA IDEAL El verano y el principio del otoño son las estaciones más adecuadas para realizar estas excursiones sin nieve.

ORIENTACIÓN Nosotros hemos utilizado el mapa Vall de Barravés - Ribagorça, escala 1:25.000 de la Editorial Alpina, en su edición de 2011/2012. A la edición actual le han cambiado el título, pero cubre la misma zona: Tuc de Molières - Besiberri - Vall de Barravés.

AGUA A lo largo de las excursiones encontramos abundantes arroyos y lagos, pero no fuentes propiamente dichas. La cañita potabilizadora LifeStraw fue muy útil, pues permite beber cualquier agua sobre la marcha.

COMER Y DORMIR El refugio de Conangles se encuentra a pocos minutos a pie del punto de inicio de las tres excursiones. En la ascensión al Tuc de Molières, a unas 2'5 h del aparcamiento, hay un refugio libre de chapa. En los Estanys d'Anglios, a unas 2 h de marcha del punto de inicio de la excursión, hay otro refugio libre, en este caso de madera.

CÓMO LLEGAR Las rutas comienzan y acaban al final del Valle de Barrabés, junto a la boca sur del Túnel de Vielha. El Área de Cadenas es el mejor sitio para aparcar –e incluso pernoctar con camper– en las dos primeras excursiones. Para la ruta a los Estanys d'Anglios, hay dos aparcamientos acondicionados junto al punto de inicio.

ENCANTARÁN… A excursionistas enamorados de los lagos de alta montaña.

CONTRAINDICADAS PARA… Alérgicos a las subidas y los senderos "entretenidos".

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