TEST & REVIEW I 100 km con...

ALTRA LONE PEAK 7

PIES MÁS FUERTES

CORRER CON DROP CERO PUEDE IMPLICAR CIERTAS VENTAJAS, PERO TAMBIÉN REQUIERE ACEPTAR COMPROMISOS. LAS ALTRA LONE PEAK 7 ME HAN HECHO RECORDAR EL PLACER DE CORRER LIGERO POR EL MONTE, AUNQUE TODO TIENE SU PRECIO.

Texto y fotos: Sergio Fernández Tolosa & Amelia Herrero Becker

“No es la zapatilla. Son los pies”, me dijo una vez un podólogo que a lo largo de su carrera ha visto miles de pies y ha analizado miles de pisadas. Y cuando decía pies –lo aclaró al instante–, se refería también “al resto del cuerpo”. Sus palabras, que sonaban como una sentencia, me ayudaron a entender que la clave para encontrar el calzado perfecto consistía en mejorar, dentro de lo posible, mis pies.

DEDOS LIBRES & DROP CERO

Hace un par de meses adquirí unas zapatillas Altra Lone Peak 7. Las compré en una tienda física especializada en calzado barefoot para así poder probar diversos modelos y acertar con la talla. Me decidí por esta marca básicamente por el amplio espacio que dejan en la puntera para los dedos.

El drop cero no me parecía tan importante, pero venía incluido en el pack. Aunque no iban a ser mis primeros pasos en el “natural running” –mi primera transición fue hace ya unos años y sobre ella escribí en el post Correr con huaraches–, las Altra Lone Peak 7 son mis primeras zapatillas cerradas con drop cero.

PRIMERAS IMPRESIONES

Mi primera sensación al tener las Altra Lone Peak 7 en las manos fue, sinceramente, de gran ligereza. Quizá se deba a que hace tiempo que no sopeso “voladoras”, porque una vez en la balanza su peso resultó ser de 335 gramos por pie en número 46’5 EU.

Sin embargo, la característica más diferenciadora y evidente de las Altra es la forma de la puntera. Aunque no es del todo cuadrada, tiene una indiscutible forma de “cajón” que en Altra han bautizado como FootShape™ Toe Box. Este diseño tiene la simple pero importantísima función de dejar espacio suficiente a los dedos del pie para que se extiendan libremente dentro de la zapatilla. De esta manera, los dedos recuperan su rol natural en la pisada y desarrollan un papel clave para mantener el equilibrio.

Otro aspecto que destaca a simple vista en la zapatilla es la ausencia de costuras en la pala. Todo está termosellado, con la excepción de unas pocas puntadas en las orejas y cordoneras.

Por último, llama la atención el pequeño velcro en la zona del talón, destinado a fijar unas polainas específicas de trail running.

ADHERENCIA Y FLEXIBILIDAD

La suela también es bastante diferente de lo que estoy acostumbrado. Los tacos tienen forma de cuña, sobresalen unos 5 mm y están dispuestos de forma direccional, respetando el esquema clásico que busca tracción en las subidas –con las “V” apuntando hacia la puntera en la parte delantera– y retención en las bajadas –con las “V” apuntando hacia el talón en la parte trasera–. Al tacto, el compuesto hace presagiar una buena adherencia en roca, pero también plantea alguna duda sobre su vida útil.

En la parte trasera de la suela sobresale un pequeño alerón destinado a aumentar la superficie de tracción en bajadas y dar un punto extra de estabilidad.

En cuanto a la rigidez del conjunto, las Altra Lone Peak 7 flexan con suma facilidad. A nivel longitudinal, se doblan en la línea del primer metatarsiano sin hacer casi presión. Si las retorcemos de forma oblicua, la torsión se extiende prácticamente hasta el talón.

PRIMEROS PASOS

Al poner el pie dentro y tensar los cordones, se confirma mi sospecha. La Altra Lone Peak 7 es una zapatilla de horma ancha. Es realmente espaciosa, pero no sólo para los dedos, sino para todo el pie. En mi caso, que tengo el pie ancho y el empeine bastante alto, me resulta muy cómoda.

En cuanto a la estructura, en los primeros pasos la noto más estable y consistente de lo que podía parecer.

Sobre el nivel de absorción, la suela-entresuela tiene un grosor de 25 mm que confiere un nivel de confort notable, bastante acolchado. Al mismo tiempo, da muestras de ser una eficaz transmisora de información entre el terreno y la planta del pie.

PROBANDO, PROBANDO

Siempre que estreno calzado deportivo procuro utilizarlo los primeros días en pequeños paseos por terrenos más o menos uniformes. Así puedo percibir mejor el grado de estabilidad que transmite a mis pies, acabar de ajustar los cordones, etc.

Con las Altra Lone Peak 7, tras un par de breves paseos, me decidí a incluir una sesión de técnica de carrera con ellas por una pista forestal bien pisada y con algunos toboganes, en la que se pueden ejecutar bien los ejercicios, aceleraciones, etc.

La primera sensación al trotar con ellas fue de gran confort y mayor estabilidad de la prevista. No se trata, ni mucho menos, de una zapatilla minimalista. Los refuerzos del contrafuerte del talón y de los laterales del empeine cumplen este cometido.

EL HUEVO Y LA GALLINA

Sin embargo, no hay que olvidar que es una zapatilla de drop cero. Sin la preparación necesaria, la ausencia de drop puede provocar molestias e incluso lesiones por sobrecarga en el arco plantar, tendón de Aquiles, sóleos y gemelos.

Y es que al correr con drop cero, los pies se fortalecen; pero para correr con calzado plano necesitamos unos pies –y unas piernas– más fuertes. Se trata de una paradoja que recuerda a la del huevo y la gallina. ¿Qué fue antes? Imposible saberlo.

Según mi experiencia, bajar el drop implica no sólo un período de adaptación en el que se suele recomendar ir aumentando el kilometraje de forma progresiva, sino un programa de entrenamiento físico específico previo, ejercicios de técnica de carrera, etc. Además, a mí me va bien alternar calzados de distintos drops entre unas sesiones y otras.

SOBRE EL TERRENO

Cuando por fin me decido a salir con las Altra Lone Peak 7 al monte, elijo una ruta de 12 km que combina senderos de distinta dificultad y enlaza subidas y bajadas de forma constante. El terreno es muy variado. Hay zonas pedregosas, con raíces, escalones de roca, margas y algún que otro sector de senda más limpio.

Aunque no sean las zapatillas más livianas del mercado, la sensación es de ligereza. En firmes compactos traccionan muy bien, tanto en subida como en bajada. La adherencia en roca seca también es perfecta.

El nivel de amortiguación es notable. En los últimos tiempos me he acostumbrado a calzados con menor grosor de suela, pero más rígidos. La sensación de estar “conectado” con el sendero resulta agradable, salvo cuando el terreno es muy abrupto o excesivamente pedregoso.

En subidas con raíces y escalones de piedra grandes se agradece la ligereza, pero su gran flexibilidad se traduce en una menor capacidad de palanca, lo que obliga a apoyar más parte del pie en cada peldaño.

PROTECCIÓN Y RIGIDEZ

Entre la suela y la entresuela, las Altra Lone Peak 7 incluyen una rock plate para proteger los pies de las piedras más puntiagudas. Esto no significa que no las vayas a notar –especialmente las muy afiladas–, pero sí hay una leve diferencia respecto a las zapatillas que no cuentan con este tipo de protección.

En bajadas técnicas ocurre algo parecido a lo de los escalones de subida: se echa en falta un poco de rigidez, que compensaremos a base de musculatura y propiocepción, además de aflojar un poco el ritmo. Evidentemente, si el sector es largo y no estamos acostumbrados, la fatiga aparece antes que con calzados más rígidos.

Acerca del refuerzo exterior de la puntera –en color negro–, hay que tener en cuenta que no es un elemento de protección.

RECTA FINAL

En cuanto a los cordones, los días de pista fácil los lacé sin pasarlos por el último ojal. El primer día de ruta técnica, sin embargo, sí que paré a atarlos pasándolos por el ojal más alto, ganando un extra de control que se agradece especialmente en las bajadas.

El tramo final de mi ruta incluye 800 metros de camino de tierra bien pisada. Es aquí donde, después de casi 2 horas de duro interrogatorio, las Altra Lone Peak 7 me confiesan cuál es su lugar en el mundo. En este terreno, resultan muy alegres. Ocurre lo mismo en los tramos de sendero limpio llano o casi llano, donde es realmente fácil correr con ellas. Transmiten mucho. Invitan a acelerar; son muy gratificantes.

NATURAL COMO LA VIDA

En las siguientes salidas se confirman las percepciones de la primera. La Altra Lone Peak 7 es natural como la vida misma. Ni fanfarronea, ni esconde nada. Adora los senderos fáciles. No tiene complejos. Sus limitaciones en terreno técnico se notan enseguida –¿o en realidad lo que hace es revelar las tuyas?–.

Tras unos días de lluvias, correr por placas de roca húmeda no me parece un problema, aunque siempre hay que ir con más cuidado. Lo que no evacúa en absoluto es el barro arcilloso autóctono, pero eso ya lo imaginaba –hasta ahora ningún fabricante lo ha conseguido–, aunque la disposición del taqueado me hace pensar que otros barros menos pegajosos sí los escupirá.

A modo de resumen, creo que las Altra Lone Peak 7 son unas zapatillas muy cómodas, indicadas para correr o caminar rápido por senderos, caminos y pistas sin demasiadas dificultades técnicas, dirigidas a personas de pesos medios que cubren distancias no demasiado largas y, por supuesto, quieren espacio para los dedos y no les supone un problema el drop cero.

¿Son adecuadas para todo el mundo? Mi podólogo diría que no. Pero también diría que correr no es bueno. Algo en lo que muchos estamos completamente de acuerdo, aunque pensemos, al mismo tiempo, que no hay nada mejor que correr.