Vuelta a Punta Lierga (2.267 m)

TREKKING I 26 km I 1.950 m+

Vuelta a Punta Lierga (2.267 m)

UNA HUELLA INCIERTA

CIRCUNVALAR EL MACIZO DE PUNTA LIERGA ES UNA TENTACIÓN ABSOLUTAMENTE IRRESISTIBLE: ¿ACASO HAY MAYOR DELEITE QUE LLEGAR AL FINAL DEL SENDERO Y, EN VEZ DE DAR MEDIA VUELTA, SEGUIR REMONTANDO UN RÍO DE AGUAS VIVAS Y BONITO NOMBRE, EN BUSCA DE UNA HUELLA POCO PISADA QUE TAL VEZ YA NO EXISTE?

Texto y fotos: Sergio Fernández Tolosa

Punta Lierga –o Llerga– (2.267 m) es un prominente y mastodóntico torreón de roca caliza que se eleva casi 1.500 metros sobre el Congosto de las Devotas, en el río Cinca, entre las poblaciones de Lafortunada y Salinas de Sin. Aunque lo cercan impresionantes paredes en todo su perímetro, el acceso hasta la corona superior es realmente fácil: una pista apta para turismos sube a través del bosque desde Saravillo, en el Valle de Chistau, hasta el Refugio de Santa Isabel, a 1.535 metros de altitud.

La excursión que planteamos es sensiblemente más complicada. Se trata de circunvalar toda la montaña, conectando caminos de herradura, senderos, alguna que otra pista forestal y un largo y afanoso sector de huella perdida a través de un cañón tan solitario como cautivador. Y de paso, por supuesto, subir hasta su cima más alta para disfrutar de una espléndida panorámica.

DE TANTO EN CUANTO HAY SUERTE Y ENCONTRAMOS UN PEQUEÑO HITO DE PIEDRAS QUE INTENTA DECIR: "AUNQUE NO LO PAREZCA, ES POR AQUÍ".

RECORRIDO

26 km

Circunvalación completa de la montaña, en sentido antihorario, con ascensión por Chorro Fornos, visita a la cima y regreso por Collata Mataire.

DESNIVEL

1.950 m+

Hay sectores suaves de caminar rápido, pero la pendiente acumulada es, además de muy considerable, muy trabajosa; puntualmente exasperante.

DIFICULTAD

4/5

Aunque no tiene zonas de exposición, por distancia, desnivel y ausencia de sendero en algunos tramos abruptos y poco accesibles, es una ruta difícil.

ATRACTIVOS

☆ ☆ ☆

Panoramas exclusivos del Cotiella y Peña Montañesa, silencio entre paredones en Subida Fornos, incertidumbre de las pequeñas aventuras...

EL RUGIDO DEL AGUA

La ruta comienza en la aldea pirenaica de Badaín. Situada en lo alto de una colina, la iglesia de Santa María, de origen románico aunque profundamente remodelada en el siglo XVI, se erige como un faro sobe la confluencia de los ríos Cinca e Irués.

Son las 8 de la mañana de un miércoles de otoño. El cielo está completamente cubierto. Reina el silencio y chispea tímidamente. Llenamos los bidones en la fuente que hay frente al templo y echamos a andar por la única calle que sube, entre cuidadas casas, rumbo a Chorro Fornos.

El sendero trepa ligeramente, para después llanear e ir flanqueando la montaña. El Irués retruena más abajo, bravo, cristalino, arrollando una roca tras roca, encajado en el tajo labrado por sus frías aguas.

DONDE EL SENDERO ACABA

La aventura en sí comienza más allá de Chorro Fornos, donde acaban el sendero y las señales de advertencia sobre los riesgos provocados por los desprendimientos. A partir de aquí, hay que andar por el cauce del río.

Entre el caos de rocas resbaladizas, uno toma conciencia del lugar y el volumen que ocupa en el mundo. Sobre todo al esquivar un gran monolito, tan alto como una casa de dos plantas, que se ha desplomado sobre el cauce dejando un enorme socavón en la pared.

El avance es lento. No, muy lento. Lentísimo. Hay que otear, elegir, remontar, reconsiderar, volver, acertar... De tanto en cuanto hay suerte y encontramos un pequeño hito de piedras que intenta decir: "Aunque no lo parezca, es por aquí".

Una vez fuera del cañón principal, encaramos la acusada pendiente de una canal conocida como Subida Fornos. El suelo de grava se desmorona a cada paso. El ritmo es penoso, pero aún y así hay que parar a descansar, para escrutar el terreno en busca de otro hito o, al menos, del paso menos malo. También para disfrutar de las vistas, el silencio, las enormes paredes que nos flanquean y la punta del Cotiella asomando sobre ellas.

ASCENSIÓN A LA CUMBRE

Casi 600 metros más arriba, el paso se estrecha entre bojes, pinos y erizones. Pero ya falta muy poco, apenas unos metros, para llegar al collado. Por fin, terreno plano y despejado.

Llegados a este punto, toca decidir entre seguir subiendo hacia la cumbre –unas 3 horas extra entre ida y vuelta– o ir hacia el Refugio de Santa Isabel y tomar ya el camino que permite regresar a Badaín dando la vuelta a la montaña. Como es relativamente pronto, encaramos la senda que asciende por el bosque, en diagonal, bajo una imponente pared. Más allá, el sendero atraviesa un canchal, se vuelve pedregoso y gana altura con mayor ímpetu hasta desaparecer, literalmente, en mitad del inclinado pastizal.

El resto de la ascensión sigue una huella poco marcada que da una larga lazada para asomarse al flanco noreste del macizo. El cansancio empieza a pesar y un viento frío bate la arista.

PANORAMA CIRCULAR

Paso a paso, nos acercamos a la enorme plataforma cimera, donde nos da la bienvenida una basa natural seca rodeada de prados y dolinas. Varias cimas casi gemelas culminan el macizo. Me dirijo a la más alta. En algunos mapas aparece como Punta Lierga, en otros como Punta Llerga y en otros como Punta Bocolón, pero se la reconoce fácilmente gracias al vértice geodésico que la remata. Desde lo alto, la panorámica es espléndida: Punta Fulsa, Punta Suelza, Cotiella, Peña Montañesa, Posets, Bachimala, los Maladetas...

Hemos subido por prados, pero hacia la vertiente del Cinca, la montaña se desploma entre crestones calizos y canales de derrubios por los que corretea una manada de sarrios. Las nubes han tomado el Pirineo. Aún no llueve, pero mientras saboreo gustosamente una deliciosa barrita energética, un arcoíris me recuerda que es hora de empezar a bajar.

A BUENA MARCHA

Después del pica-pica y de tantas horas subiendo, el descenso me sabe a gloria, aunque se cobra su tiempo, su cuidado y sus tropiezos. Una vez en el Refugio de Santa Isabel, empezamos a enlazar todo tipo de caminos hasta encontrar el GR-15, que conecta Saravillo y Badaín por Collada San Miguel y Collata Mataire. No todo es bajada, pero avanzamos a buena marcha. Siempre a través del bosque, por sendas musgosas, veredas rambleras y canales pedregosas, aunque también algunos sectores de antiguos caminos de herradura recientemente ensanchados por una máquina taladora que dentellea, indiferente, los nuevos márgenes del GR.

La luz y los colores se ahogan en un atardecer sin puesta de sol. Es la última hora de la excursión. El sendero se desliza hacia el valle. A un lado se alzan las paredes de Punta Lierga. Al otro se adivina el Congosto de las Devotas. De frente, a través del bosque vestido de otoño, el campanario de la iglesia de Santa María señala, como un faro, el rumbo a buen puerto.

MAPA & TRACK GPS

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GUÍA PRÁCTICA

DURACIÓN Entre 8 y 10 horas, dependiendo de si nos movemos con más o menos soltura en terrenos poco pisados.

ÉPOCA IDEAL Final de verano u otoño, cuando el curso alto del río Irués no lleve mucha agua.

CARTOGRAFÍA Hemos utilizado el mapa de la Editorial Alpina Cotiella - Peña Montañesa, de escala 1:25.000, en su edición 2024-2025. También instalé la versión digital en el TwoNav Cross.

ORIENTACIÓN La ruta circunvala Punta Lierga en sentido antihorario. Hasta Chorro Fornos encontraremos señalización. También una vez enlacemos con el GR-15. Imprescindible mapa y track para GPS.

AGUA Hay una fuente en el punto de inicio y final del itinerario. También junto al refugio Santa Isabel (km 15). Conviene ser previsores, especialmente en verano, pues en la zona alta hay pocas surgencias en las que llenar las cantimploras.

→ TERRENO Muy variado. Desde sendas mulliditas hacia Chorro Fornos hasta canchales interminables en dos o tres sectores del itinerario. También hay algún tramo de pista.

CALZADO En esta excursión utilicé las botas de hiking avanzado Bestard Trek Mid. Me parecieron muy adecuadas para esta actividad.

ABRIGO Cualquier actividad de montaña requiere llevar en la mochila las prendas de abrigo necesarias para eventuales emergencias o cambios de tiempo: chaqueta de montaña, pantalón de lluvia, guantes y capa intermedia, además de manta térmica, etc.

COMIDA Durante la ruta no hay ningún tipo de servicio. Yo llevé nueces, dos piezas de fruta, almendras crudas y dos barritas energéticas.

REFUGIO El Refugio de Santa Isabel se encuentra en el Collado de Santa Isabel, accesible por pista en coche normal previo pago de un peaje. Es una de las puertas de acceso más habituales al Cotiella.

CÓMO LLEGAR La excursión comienza y termina en Badaín, en la comarca de Sobrarbe, Huesca.

ENCANTARÁ… A montañeros todoterreno con cierta predilección por aventurarse en rincones poco pisados.

CONTRAINDICADA PARA… Incondicionales de los caminos limpios y perfectamente ataludados.

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