Pedals du Tourmalet

								 by conunparderuedas

MOUNTAIN BIKE I 186 km I 5.500 m+

Pedals du Tourmalet

PUERTOS DE LEYENDA

ES EL PUERTO POR EXCELENCIA. EL MITO. EL SUEÑO DE TODO CICLISTA. LAS GESTAS PROTAGONIZADAS POR LAS GRANDES FIGURAS DEL CICLISMO DE TODOS LOS TIEMPOS HAN ALZADO AL COL DU TOURMALET COMO UNO DE LOS MAYORES ICONOS EN LA ÉPICA CICLISTA. AHORA TAMBIÉN ES EL EPICENTRO DE PEDALS DU TOURMALET, UNA RUTA DE PEDALES DEL MUNDO IDEADA PARA EXPLORAR EN MOUNTAIN BIKE LOS HERMOSOS PARAJES DE LA REGIÓN DE HAUTES-PYRÉNÉES.

Texto y fotos: Sergio Fernández Tolosa & Amelia Herrero Becker

Julio de 1910. Primera etapa pirenaica de la historia del Tour de Francia, entre Luchon y Bayona. En un solo día hay que coronar el Aspin, el Peyresourde, el Tourmalet, el Soulor y el Aubisque. Antes de la salida, una advertencia a los ciclistas: “Mucho cuidado con los osos”. Tras la epopeya, los participantes de la séptima edición de la ronda gala, aquellos héroes que pedaleaban sobre pistas de tierra y piedras con pesadas bicicletas y maillots de lana, llaman “asesinos” a los organizadores. Es el primer capítulo de la interminable y apasionante leyenda de los puertos pirenaicos en la historia del ciclismo. Es una historia viva que se reescribe cada vez que un ciclista los corona. Con Pedals du Tourmalet añadimos una muesca más a nuestras biografías. Y además, disfrutando del mountain bike.

EN LO MÁS ALTO, CICLISTAS VENIDOS DE TODO EL MUNDO POSAN PARA LA FOTO DE RECUERDO JUNTO A LA ESTATUA DEL CICLISTA. EL COL DU TOURMALET ES UN LUGAR MÁGICO QUE SIGNIFICA LA CONSECUCIÓN DE UN SUEÑO Y, POR LÓGICA, EL NACIMIENTO DE OTRO.

RECORRIDO
186 km

La ruta explora el corazón del Pirineo francés, saltando de un valle a otro por solitarios collados, por caminos y sendas muy bien escogidos, para disfrutar de varias etapas de alta montaña y auténtico mountain bike.

DESNIVEL
5.500 m+

Perfiles típicamente pirenaicos. Ascenciones largas con sus correspondientes y espléndidos descensos, también largos, muy largos. Etapas muy bien compensadas en duración y desniveles.

DIFICULTAD
4/5

Exigente a nivel físico dada la orografía montañosa de la región. Las ascensiones conviene tomarlas con calma. Los descensos son fantásticos e incluyen algunos tramos técnicos realmente reconfortantes.

ATRACTIVOS
☆ ☆ ☆

Genuino mountain bike pirenaico, con cambios en el paisaje todos los días, inolvidables etapas de alta y media montaña, descensos de libro y la satisfacción de coronar el mítico Col du Tourmalet.

CRÓNICA DE LAS ETAPAS

MONTAÑAS DE FE

A finales del verano de 2013 viajamos hasta el corazón del Pirineo con motivo de la presentación oficial de Pedals du Tourmalet, una de las nuevas rutas de Pedales del Mundo en 2014. En Arrens-Marsous, rodeados de montañas por todas partes, conocimos a sus creadores –con David Sérano a la cabeza de todo el equipo de La Balaguère, y Pep Vega, director de Pedales del Mundo– y a diversos colegas de la prensa francesa. Con todos ellos pasamos dos días disfrutando de una selecta y variada cata de senderos por los que transcurre la ruta, además de unas memorables y suculentas sobremesas. Cuando el viaje de prensa terminó y todos se fueron a sus casas –seguramente con ganas de más–, allí estábamos nosotros, dispuestos a disfrutar del recorrido completo. Por delante teníamos todavía cinco días más de diversión.

A la mañana siguiente, regresamos a la acogedora sede de La Balaguère para recoger el libro de ruta, los mapas y cargar el track en los GPS. Ahora ya estamos listos para empezar la aventura.

Pedaleamos libres de equipaje, con unas ganas enormes de practicar auténtico mountain bike. Hemos elegido el formato "5 días - Relax" para disfrutar al máximo de Pedals du Tourmalet y saborear con calma este magnífico entorno natural.

SENDAS EMBOSCADAS

La primera etapa no parece muy dura. La única dificultad es subir hasta el Col de Couret, de 1.351 metros, donde llegamos desde Aucun por un cómodo y panorámico camino. Desde lo alto, disfrutamos de una bella postal: sobre el horizonte, entre las nubes, asoman las grandes cimas del macizo de Vignemale y, un poco más allá, el Balaitous. Minutos después nos deslizamos montaña abajo por un sendero que se adentra en el Bosque de l'Abedet, donde empezamos a enlazar una serie de sendas y caminos muy entretenidos.

Hasta Gez rodamos por bucólicos singletracks cubiertos de hojas, a través de hayedos y castañares. Son senderos limpios, sin piedras ni raíces, pero también hay algunos tramos con pequeños escalones, siempre ciclables, en los que disfrutamos como niños de nuestras mountain bikes.

Al llegar a Ayzac Os circulamos varios kilómetros por el bici-carril que va a orillas del río, hasta Argelès-Gazost, donde tomamos una senda de ribera llena de toboganes y pasarelas naturales muy divertidas. En Lugagnan cruzamos el río para volver a rodar por un angosto sendero a través del bosque. Tras un final de etapa bastante trialero, aterrizamos en Lourdes.

Al llegar al hotel, tenemos la grata sensación de haber subido muy poco –prácticamente sólo al principio– y bajado muchísimo, siempre por un terreno de media montaña y carácter 100% biker. Hemos completado la etapa con facilidad. Podríamos seguir un rato más, pero también sentimos curiosidad por explorar este centro de peregrinación de fama universal.

PRIMER ASALTO

Abandonamos Lourdes por un bici-carril y un estrecho camino vecinal que nos sitúan al inicio de un primer tramo de sendas realmente placentero. Al final del sendero, en Arcizac-ez-Angles, afrontamos la primera subida realmente seria de la travesía. A diferencia de ayer, parece que hoy sí vamos a sufrir.

Pasamos junto al Chateau Fort, donde la pendiente se acentúa, ganando enseguida la cresta de una sierra de formas redondeadas. El camino continúa por estrechas pistas pavimentadas y caminos siempre ciclables, aunque con fuertes pendientes, para regalarnos una memorable bajada desde el Pla de la Peyre por una vertiginosa senda que serpentea entre antiguos graneros.

Al final del extasiante tobogán, acometemos una nueva ascensión, que será la más prolongada del día. Nos colamos en el bosque por una pista forestal pavimentada que sube hasta el Plaine d'Esquiou, donde aparece un nuevo panorama, también espectacular, sobre densos abetales. Al otro lado del collado aguarda el ansiado y excitante descenso a Bagneres-de-Bigorre.

De entrada avanzamos bajo el amparo del bosque, por un camino lleno de hojarasca, pero después fluimos por un sendero muy dinámico que requiere interpretar el terreno y anticiparse para escoger la mejor trazada. Aunque exige concentración, a excepción de un par de breves tramos, vamos siempre montados, y llegamos al fondo del valle más felices que dos lombrices en un día de lluvia.

El resto de la etapa es más tranquilo. Desde Bagneres-de-Bigorre vamos hasta Beaudéan, Campan y Ste Marie de Campan alternando tramos de carretera con un agradable camino vecinal en el que pedaleamos muy tranquilos, ya pensando en la cena que nos espera en el hotel rural La Maison d'Hoursentut.

POR TODO LO ALTO

Hoy es el gran día. Hoy subiremos al Col du Tourmalet. Hollar su cima es el primer pensamiento de la jornada, al igual que fue el último de la víspera. En nuestras relajadas mentes, ahora mismo sólo hay espacio para una cosa más: el delicioso croissant del desayuno.

Una vez en marcha, la ruta nos lleva primero por una pista asfaltada que gana altura progresivamente hasta cruzar la carretera, que es un continuo desfile de ciclistas. Nosotros tomamos un camino que asciende a través del bosque hasta la cota de los 1.400 metros, desde donde vislumbramos la imponente pirámide de roca del Pic du Midi de Bigorre.

Tras cruzar un idílico arroyo, la pendiente se dispara y topamos con el único tramo no ciclable de la travesía, en el que hay que empujar las bicis durante unos 15 minutos, ganando 100 metros de desnivel.

Al llegar a una pequeña presa, volvemos a pedalear por un camino poco pisado que asciende junto al río y nos conduce hasta La Mongie. A partir de aquí, la mítica lengua de asfalto nos muestra el camino hasta la cumbre y encaramos ilusionados los cuatro últimos kilómetros de la legendaria ascensión del Tour de Francia.

MECA DEL CICLISMO

En lo más alto, ciclistas venidos de todo el mundo posan para la foto de recuerdo junto a la estatua del ciclista. Nosotros también queremos nuestro souvenir: la foto de rigor y unas calóricas tartas en el histórico bar-restaurante de la cumbre. El Col du Tourmalet es un lugar mágico que significa la consecución de un sueño y, por lógica, el nacimiento de otro.

En la vertiente opuesta, se abre un nuevo mundo. El primer tramo del descenso, de 1'8 km, es por la carretera, pero tras abandonar el asfalto enlazamos una interminable serie de sendas que bajan por el margen derecho del valle. Nuestra vista se concentra en el sinuoso singletrack, pero el paisaje lo conforman oscuras montañas de formas puntiagudas que se alzan sobre praderas de verde intenso.

Es un descenso largo y laborioso en el que uno pierde la noción del tiempo. La diversión parece no tener fin en esta montaña rusa plagada de singletracks, tramos trialeros y descomunales zigzags. En total, ¡más de 15 km de emociones!

Al llegar a Luz, una gran sonrisa nos desborda la cara. Hoy es de esos días en que uno se alegra especialmente de practicar mountain bike.

ESCALERA HACIA EL CIELO

El cuarto día, el cielo amanece cubierto por unas amenazantes nubes. La lluvia ya nos ha visitado durante la noche, pero parece que de momento nos va a conceder una tregua.

Después de desayunar en la cafetería del hotel, abandonamos Luz combinando pistas y caminos todavía húmedos por los que ganamos altura lentamente, respirando un aire denso que nos hace sudar a borbotones.

Por una divertida pero resbaladiza senda bajamos hasta Sazos, donde la ruta vuelve a subir, esta vez por un durísimo singletrack que se abre paso por el denso bosque. Tras el intenso esfuerzo, seguimos pedaleando por una vieja carretera que asciende hasta la estación de esquí de Luz-Ardiden. Nuestra meta es el Col de Riou, de 1.949 metros, al que llegamos por la pista que pasa por la Cabane des Conques. La prolongada ascensión es espléndida en panoramas, pero el verdadero premio se encuentra en lo más alto, donde descubrimos el paisaje que aguarda al otro lado del solitario collado y, por supuesto, el brutal descenso hasta Cauterets.

CLÍMAX ETERNO

En apenas 6 km bajamos un total de mil metros de inolvidable singletrack. En la parte alta, la ruta traza constantes zigzag y debemos encarrilar la bici por estrechos surcos siempre ciclables. Más abajo vienen sectores de bosque, caminos un poco más anchos, zonas de piedras, un poco de barro y, cómo no, mierda de vaca. El descenso es tan largo y excitante que tenemos la sensación de haber entrado en un bike-park natural.

El tramo final es verdaderamente apoteósico. En poco más de 1 km perdemos 250 metros de desnivel, siempre por senda, que da curvas y más curvas, apoyándonos en peraltes perfectos, en un tramo apasionante que obliga a saber frenar con tiento y colocarse muy detrás de la bici. Por suerte, es una zona sin exposición, pero si alguien prefiere evitarla, la organización ha dispuesto una alternativa que llega por pista hasta el centro de Cauterets. Nosotros entramos en el pueblo realmente emocionados. El descenso ha sido increíble, realmente inolvidable: "¡Mil metros de bajada del tirón.. y por senderos!".

CANTANDO BAJO LA LLUVIA

Salimos de Cauterets temprano, pedaleando bajo la lluvia, que esta vez no nos perdona. Hasta Pierrefitte-Nestalas, la ruta va por el bici-carril del antiguo tren. Es un tramo fácil, aunque nada monótono –incluso tiene un sector de singletrack–, que tiende a bajar, por lo que avanzamos con suma rapidez.

A partir de aquí, el itinerario nos dirige hacia una antigua carretera asfaltada que avanza entre bosques y prados, en dirección a St Savin y Bun. Pedaleamos pensativos, deseando que pare de llover, que escampe de una vez y así poder volver a disfrutar de las montañas que rodean estos valles. El círculo está a punto de cerrarse. A un paso de completar Pedals du Tourmalet, por nuestra mente desfilan los grandes momentos que hemos vivido estos días sobre nuestras mountain bikes.

Un rato después, ya en el valle del río d'Azun, como por arte de magia, el sol vuelve a brillar. Encaramos el último esfuerzo, que nos sitúa en lo alto de un sendero que nos lleva directamente al punto final de la ruta, la sede de La Balaguère. Aquí nos aguardan los creadores del recorrido, ansiosos por saber qué nos ha parecido la experiencia. Somos los primeros en hacer la ruta completa. "Magnifique… ha sido realmente magnifique".

EN APENAS 6 KM BAJAMOS UN TOTAL DE MIL METROS DE INOLVIDABLE SINGLETRACK. EL DESCENSO ES TAN LARGO Y EXCITANTE QUE TENEMOS LA SENSACIÓN DE HABER ENTRADO EN UN BIKE-PARK NATURAL.

GALERÍA DE IMÁGENES

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