Bajo Peñas Gravel

GRAVEL / MTB I 39 km I 735 m+

Bajo Peñas Gravel (Aínsa - El Pueyo de Araguás - Laspuña - Ceresa - Torrelisa)

RÍOS DE VIDA

EXCURSIÓN CIRCULAR PARA RODAR BAJO LAS IMPONENTES PAREDES DE PEÑA MONTAÑESA, OÍR RUGIR LAS AGUAS VIVAS DEL CINCA, VISITAR PUEBLOS DE POSTAL Y HACER UNA REFRESCANTE PARADA EN LA ERMITA DE LA FUENSANTA.

Texto y fotos: Sergio Fernández Tolosa

La primavera, en el Sobrarbe, suele ser breve como un guiño, pero este año avanza dando saltirones. Ahora hacia adelante, ahora hacia atrás. Tres días de lluvia, tres de sol. Tres de lluvia, tres de sol. Los campos están verdes. Los agricultores, negros. "Se nos sale el agua por las orejas. ¡Así no podemos cosechar!". Las cumbres brillan colmadas de nieve. Los ríos braman rebosantes, libres, quijotescos, hasta el gran lazo del pantano. Hoy se celebra la 39ª edición del Descenso de Nabatas del Cinca.

EL LARGO Y ARRIESGADO VIAJE CULMINABA CON LA VENTA DE LA MADERA EN BARBASTRO, MONZÓN O TORTOSA. Y LUEGO, DE VUELTA A CASA, CAMINANDO Y CARGANDO CON LAS PRECIADAS CUERDAS.

  • RECORRIDO

    39 km

    Excursión con inicio y final en Aínsa para explorar el sector de Bajo Peñas, entre el Cinca y la Peña Montañesa, puerta de entrada del Pirineo sobrarbense.

  • DESNIVEL

    735 m+

    La ascensión acumulada es considerable, pero las subidas y bajadas no son demasiado largas y quedan repartidas por todo el itinerario.

  • DIFICULTAD

    2/5

    El trazado es ciclable al 99%. Utiliza carreteras locales con poco tráfico, pistas asfaltadas, un par de caminos y un sector de sendero totalmente facultativo.

  • ATRACTIVOS

    ☆ ☆ ☆

    Rodar junto al Cinca, bajo la Peña Montañesa, visitar pueblos de postal, calmar la sed en la Fuensanta, fluir por los míticos 'badlands' de Las Dunas...

LA FIESTA DE LAS NABATAS

Salgo de Aínsa por el camino de la escollera del Cinca. Es sábado. Los márgenes están llenos de gente esperando el paso de las nabatas. Me detengo a la salida de un rápido. "¡Ya llegan!". La corriente empuja hacia las rocas. La tripulación está atenta. Superan el giro y saludan al público.

En el Cinca, el oficio de nabatero se extinguió a principios de la década de 1950. Cuarenta años después, Eugenio Monesma realizó un documental sobre esta arcaica forma de transportar troncos río abajo. De eso hace casi otros cuarenta años. La fiesta de las nabatas es un homenaje a aquellas gentes, a aquellos tiempos.

"Cinca, traidor, que las piedras nos enseñas y a nosotros nos llevas... Cinca, traidora, que las piedras se ven y los hombres se ahogan...". Dependiendo del caudal, el trayecto podía durar 8 o 15 días. Un viaje largo y arriesgado que culminaba con la venta de la madera en Barbastro, Monzón o Tortosa. Y luego, de vuelta a casa, caminando y cargando con las preciadas cuerdas.

VER, ESCUCHAR Y CALLAR

La ruta continúa alternando pistas y carreterillas. A El Pueyo de Araguás accedo por un antiguo camino medio escondido que desemboca frente a la iglesia. Me bajo de la bici y paseo por el callejón único y sin salida que pide silencio a cambio de poesía. Al otro lado de las casas, el mirador de la Peña Montañesa deja sin palabras.

Sigo pedaleando, monte arriba, monte abajo, rumbo a Araguás y Laspuña. Primero entre prados, granjas y bordas. Luego a través del pinar calcinado en el incendio de advertencia del verano pasado. Más allá, el camino se adentra en un encinar que susurra entre sombras y viejos muros de piedra seca.

AGUA MILAGROSA

Ya de vuelta, entre Ceresa y Torrelisa, la ermita de la Fuensanta aguarda unos metros por debajo de la pista. Apoyo la bici en la antigua casa del ermitaño. En el dintel hay labrado un sol y un texto en letra capitular: "DOMINGO LECINA PRIMERO ARMITAÑO DE LA FUENTE STA. AÑO 1697". Como es costumbre, el agua mana gracias a un milagro obrado por un santo –en este caso, San Victorián– que pasó por aquí en el siglo V, golpeó tres veces en una roca y de ella manaron tres chorros de agua.

Tras calmar la sed, regreso a la pista, que repta a media ladera, atraviesa Torrelisa y vuelve hacia El Pueyo de Araguás. Dejo el asfalto en el desvío de "Las Dunas", ese divertido sendero que desciende por las margas de la Serreta del Pueyo y desemboca en Aínsa. Sobre el puente del Cinca perdura la fiesta, aunque la multitud y la música ya se dirigen a la villa medieval. Es la hora del vermú.

Tres nabatas descansan en la playa. Los nabateros y nabateras, vestidos como antaño, celebran que todo ha ido bien, aunque una embarcación ha embarrancado. "Cinca, traidor...".

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