Deshabitados Ribagorza: Grustán, Lapenilla y Puy de Cinca

MOUNTAIN BIKE I 59 km I 1.850 m+

Deshabitados de la Ribagorza: Grustán, Lapenilla y Puy de Cinca

BARRERAS MENTALES

ESCAPADA BIKEPACKER PARA VISITAR LOS DESHABITADOS DE GRUSTÁN, LAPENILLA Y PUY DE CINCA, TRES PECIOS HUNDIDOS EN TIERRA FIRME, RODEADOS DE OLIVARES Y SILENCIO, EN LAS SOLITARIAS SIERRAS QUE SE ALZAN ENTRE EL RÍO ÉSERA Y EL EMBALSE DE EL GRADO.

Texto y fotos: Sergio Fernández Tolosa

Por una vez, los meteorólogos y sus bolas de cristal han acertado. Son las 8 de la mañana y el termómetro marca -5ºC. Pero aquí estamos, puntuales, David, Elena y yo, gastando bromas “a menos cinco Graus”, dispuestos a disfrutar de una ruta de bikepacking overnight en el “fin de semana más frío del otoño”.

Hace rasca, la verdad, pero llevamos meses intentando cuadrar esta quedada. Para vernos. Para contarnos las aventuras del verano. Para compartir un día y medio –con su correspondiente noche– al aire libre. Y, también, para probar en su medio natural la nueva Gresca Silvestre.

EN EL CORDAL, ENTRE BOJES Y CARRASCAS, EL HORIZONTE PIRENAICO SE DESPLIEGA INMENSO ANTE NUESTROS MANILLARES.

  • RECORRIDO

    59 km

    Desde Graus, traza un amplio ocho por las sierras de Grustán, Pano y Torón, visita tres deshabitados y regresa desde la orilla del Embalse de El Grado.

  • DESNIVEL

    1.850 m+

    Muy considerable, sobre todo porque se acumula en pocos kilómetros con rampas muy exigentes, tanto de subida como de bajada.

  • DIFICULTAD

    2/5

    No alberga zonas demasiado complicadas, pero hay pistas con firme roto y pedregoso, además de 400 metros de sendero al salir de Grustán.

  • ATRACTIVOS

    ☆ ☆ ☆

    Rodar con el telón de fondo de los Pirineos, visitar tres deshabitados y los restos de un castillo, acercarse al panorámico Pano...

MIL AÑOS DE HISTORIA

Por suerte, la ruta empieza en subida. La noche ha sido estrellada, no hay indicio de rocío, ni de escarcha, y el sol está a punto de asomar sobre la Sierra del Castillo de Laguarres.

Desde las afueras de Graus, tomamos la pista del Barranco de Grustán y enfilamos la sierra entre olivos. Antes de entrar en calor, tomamos el desvío al primer deshabitado del día. El camino se estrecha y se encrespa, rocoso, dando lazadas por la ladera.

Grustán aguarda en lo más alto de la muela. Su origen se remonta al primer sitio de Graus, allá por 1063, y tuvo un evidente rol defensivo. Mil años después, resulta poco menos que paradójico que su ruina nada tenga que ver con invasión alguna. Muy al contrario. Su perdición fue, precisamente, su aislamiento.

El abandono, ese enemigo intramuros, silencioso pero infalible, se apropió del pueblo allá por 1960. Hoy todo son fachadas desmoronadas, balcones colgantes, tejados hundidos, estancias cubiertas de escombros y muros que aguantan en pie sólo gracias al empuje de la misma maleza que los condena.

La iglesia de Santa María, del siglo XII, persiste, pero está cerrada con llave. Llaman nuestra atención el reloj de sol de la torre –datado en el siglo XVII–, los números a modo de marcas de cantero de algunos sillares y las fechas del pequeño cementerio situado junto al templo.

HORIZONTE PIRENAICO

Cruzamos el pueblo en silencio, con la bici al lado. Al dejar atrás las últimas casas, el primitivo sendero se desliza jovial hasta la pista, que sigue subiendo a través del monte adusto y pedregoso, salpicado de chaparrudas carrascas, enebros añosos y jóvenes matas de boj.

Desde lo alto de la Sierra de Grustán, la ruta desciende ligeramente para volver a subir, esta vez por una pista custodiada por una procesión de cipreses. La romería termina en la Ermita de San Martín, en lo más alto de la vecina Sierra de Torón, a 1.149 metros de altitud. Desde el amplio cordal, el horizonte pirenaico se despliega inmenso ante nuestros manillares.

SIN PRISAS, CON PAUSAS

Tras disfrutar de las espléndidas vistas, afrontamos un breve sector llano y empezamos a bajar hacia el Castillo de Panillo y los restos de la Iglesia de Santa Engracia, situados a pocos metros de la pista.

Cuando llegamos a la Ermita de la Virgen de la Collada, el sol está muy bajo ya y empieza a hacer frío. Es hora de preparar el vivac o volver a Graus por carretera con las últimas luces. Votamos y el recuento es unánime: "¡No hemos cargado los sacos todo el día para nada!".

El GPS indica la friolera de 26 km y algo más de 1.000 metros de ascensión acumulada de puro y genuino 'slow bikepacking'.

RUINAS DE LAPENILLA

A la mañana siguiente, tras casi 12 horas en el saco de dormir, recogemos el vivac y partimos cuesta abajo, con toda la ropa puesta.

El cielo es una sábana limpia de color azul cobalto. La pista, asfaltada desde hace unos años, se desliza serpenteando por la cara umbría de la sierra hasta Lapenilla, el segundo deshabitado de la ruta, que nos recibe con los primeros rayos de sol.

Del pueblo se sabe que tuvo 11 casas abiertas en el siglo XIX, a razón de una media de 8 habitantes por morada. También que en 1951 aún funcionaba el molino de aceite, porque se conserva la denuncia del robo de una gran caldera de cobre. Hoy la ruina es total. La mitad del campanario de la Iglesia de San Julián, del siglo XVIII, yace en la calle. En el interior del templo las bóvedas se han hundido. Entre los escombros, como si buscara refugio, descansa el cadáver de una vaca medio momificada.

ENTRE OLIVOS Y CIPRESES

La ruta continúa rumbo a Aldea de Puy de Cinca, donde termina el asfalto. A partir de aquí, la pista empieza a subir y bajar para superar un barranco tras otro. El embalse queda lejos, a la derecha, pero bajo sus aguas desaparecieron las tierras más fértiles de estos pueblos.

La ascensión final invita a tomarlo con calma. A parar y llenar los bidones vacíos con aceitunas que se deshacen entre los dedos de tan maduras. A contemplar las ruinas de Puy de Cinca, el tercer deshabitado de la ruta, prácticamente tomado por la maleza. Lo que queda de la iglesia, dedicada a San Esteban, se encuentra junto a la pista. Un buitre reposa en lo alto del único gajo que resta en pie del campanario.

MUNDO MODERNO

Una hilera interminable de cipreses jalona la pista que comunica este apartado territorio con el mundo moderno. Al coronar, nos volvemos a tapar y dejamos que la inercia haga el resto.

La larga y rápida bajada final culmina a orillas del Embalse de Barasona, construido a finales de la década de 1920 tras expropiar un pueblo de 20 casas y 90 vecinos. De aquel Barasona, aquella "buena huerta" –en euskera, baratz, huerta; on, buena–, sólo queda el recuerdo. Hoy junto a la N-123A corre un flamante bici-carril que nos permite rodar hasta Graus alejados del tráfico motorizado.

MAPA & TRACK GPS

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GUÍA PRÁCTICA

DURACIÓN Por kilometraje y desnivel, se puede hacer en el día –son unas 7 horas de pedaleo–, pero nosotros preferimos tomarlo con calma y dividirla en jornada y media.

ÉPOCA IDEAL Primavera y otoño son las estaciones más indicadas.

CARTOGRAFÍA Para diseñar el itinerario, utilizamos mapas digitales y ortofotos –concretamente la PNOA 2021– de la web del Instituto Geográfico Nacional.

AGUA Encontramos fuente en Pano (detrás del restaurante, en el km 24) y otra conocida como Fuente de la Selva, en el km 45, junto a la pista de los cipreses, en la larga ascensión desde Puy de Cinca.

→ TERRENO Predominan las pistas y caminos con pendientes duras y firme pedregoso, tanto de subida como de bajada. También hay algún sectores largo de pista asfaltada y un breve pero intenso enlace de sendero para llegar y salir de Grustán.

→ BICI IDEAL Sin ninguna duda, mountain bike. Personalmente, me alegré mucho de poder rodar con las cubiertas de 2'35" que admite el cuadro de la Gresca Silvestre.

→ DIFICULTAD Atención a los horarios, pues el desnivel acumulado y el firme roto ralentizan el avance.

CALZADO En esta salida todos optamos por los pedales de plataforma y el calzado de trekking, ideal para rodar sin prisas y caminar cómodo y abrigado.

ABRIGO Cualquier actividad de montaña requiere ser previsor y en la mochila nunca pueden faltar las prendas de abrigo necesarias para eventuales emergencias o cambios de tiempo, manta térmica y demás equipo de seguridad.

COMIDA Hicimos la ruta en total autosuficiencia, pero la ruta pasa por el restaurante Brasería l'Alcina, en Pano (km 24). También pasa cerca del centro budista de Panillo, donde hay cafetería (con horario limitado).

→ ATAJO Al llegar a la Ermita de la Virgen de la Collada (km 22), la carretera de Panillo es una escapatoria rápida y cómoda para regresar a Graus, pues son 11 km de agradable bajada.

CÓMO LLEGAR La ruta comienza y acaba en Graus, en la comarca de Ribagorza, Huesca.

ENCANTARÁ… A coleccionistas de deshabitados y ciclistas en busca de silencio.

CONTRAINDICADA PARA… Alérgicos a las pistas, las piedras y las pistas con piedras.