TREKKING I 14 km I 550 m+
Castillos de Samitier y Congosto del Entremón
VÉRTIGO INTERGENERACIONAL
EXCURSIÓN CIRCULAR PARA VISITAR LOS INEXPUGNABLES CASTILLOS DE SAMITIER Y RECORRER EL NO MENOS VERTIGINOSO CONGOSTO DEL ENTREMÓN. UN VIAJE A TRAVÉS DE LA HISTORIA, LA TOPONIMIA Y EL PAISAJE CAMBIANTE, SOBRE FRONTERAS DEL PASADO Y DEL PRESENTE.
Texto y fotos: Sergio Fernández Tolosa & Amelia Herrero Becker
Caminamos cuesta arriba, de buena mañana, a la sombra de la montaña. El primitivo sendero, recientemente recuperado y señalizado, cruza una y otra vez la pista que sube dando largas lazadas desde Samitier. El pueblo va quedando abajo, con su fuente, sus casas, su iglesia. Sólo oímos nuestros pasos. Nuestros pensamientos. Nuestro resuello… Y el arrullo ascendente de la carretera que se apodera, invisible, de la silenciosa ladera.
LA RUTA SE AVENTURA ENTRE LAS INMENSAS PAREDES DEL DESFILADERO. UN TAJO LABRADO EN LA ROCA CALCÁREA POR LA ACCIÓN EROSIVA DEL AGUA DURANTE MILLONES DE AÑOS.
-
RECORRIDO
14 km
Desde Samitier, sube primero a los castillos para luego bajar hasta el río Cinca, remontar el congosto por el GR-1 y regresar desde la presa de Mediano.
-
DESNIVEL
550 m+
Casi toda la ascensión se acumula al inicio del recorrido. Atención y paciencia durante la larga bajada desde los castillos hasta el curso del Cinca.
-
DIFICULTAD
3/5
La ruta combina caminos y senderos de distinta naturaleza –hay algunos sectores que reclaman máxima atención–, con dos largos tramos por carretera asfaltada.
-
ATRACTIVOS
☆ ☆ ☆
Contemplar las impresionantes paredes del congosto desde arriba y desde abajo, escuchar los ecos de los navateros navegando los oscuros del Entremón...
FRONTERAS DE ROCA
La primera parada es para atarnos un cordón de la bota. La segunda, para entrar en la sencilla pero cuidada ermita de Santa Waldesca, del siglo XVI. La tercera, para seguir con la mirada al buitre que sobrevuela la Rallera del Castillo. La cuarta, ya al sol, para otear el abismo que acorrala la iglesia de San Emeterio –de ahí, Samitier– y San Celedonio, del siglo XI, en lo más alto del cerro.
El templo fue erigido al final del único talud de acceso al castillo, un pasillo de roca abrupto y aéreo. Para tomar el torreón, primero había que atravesar estos muros en los que aún se ve la puerta original, que estaba en alto y que más tarde sería transformada en ventana. No cabe duda. La iglesia fue originalmente una fortaleza.
NIDO DE ÁGUILAS
Desde lo más alto del nido de águilas, la panorámica –o el vértigo– conminan a callar. El Cinca no ruge. Es un charco gigantesco. Una balsa de aceite. Sobre la superficie del pantano, la punta del campanario del viejo Mediano lanza un apagado S.O.S. Un pueblo dinamitado e inundado, con sus puentes, sus caminos, sus campos, su río fluyendo... La mirada, impotente, se extravía en busca de lo que ya no se ve.
Tras rescatarla, reiniciamos la marcha por un sendero poco pisado que nos lleva hasta las ruinas de una vieja atalaya que dominaba la cresta más cercana. Después, el camino emprende la larga bajada hasta el cauce del río. Las torres eléctricas boicotean al fotógrafo ávido de estampas anacrónicas. El Entremón –¿o es Entremont?– se abre a nuestros pies.
RÍOS LIBRES
Tras 20 largos minutos zapateando la línea blanca de la A-138, llegamos al puente del Cinca y a la entrada del Sendero Histórico GR-1 que recorre el Congosto del Entremón. Durante los siguientes 3 km, la ruta se aventura entre las inmensas paredes del desfiladero. Un tajo labrado por la acción erosiva del agua en la roca calcárea durante millones de años.
Pero hoy el Cinca no se mueve. Está preso. Él, que nace salvaje, en el Ibón de Marboré, al pie del Monte Perdido, a una altura de 2.660 metros, no dice ni mu. Unas obras de mantenimiento en el embalse de El Grado han hecho que cierren el grifo en la presa de Mediano.
Incluso desde la angosta y aérea vereda, cuesta reconocer el río bravo y temido por el que viajaban los navateros. Aquellos hombres que talaban árboles a golpe de hacha en los bosques del Sobrarbe y los hacían descender flotando sobre la corriente hasta Tortosa, cuando el Cinca y el Ebro eran ríos libres.
RUMOR PRESENTE
La senda, como el río, se abre paso por el único resquicio transitable, una especie de cornisa natural, a ratos más ancha, a ratos más estrecha, que en algunos puntos ha sido excavada en la roca. Midiendo los pasos, avanzamos concentrados, evitando caer en la distracción que generan en nuestra mente accidentes geológicos de semejante escala. Entre el cauce y los cimientos del castillo en el que estábamos hace sólo un rato hay 400 metros de vacío.
Igual de mastodóntica es la presa de Mediano, que se eleva 92 metros sobre el antiguo lecho del río, al que barre el paso desde 1969. A medida que nos acercamos, sentimos más y más el peso del hormigón. El peso del progreso.
Caminamos en silencio. Cruzar el desfiladero ha sido, más que un viaje entre montañas –Entremont–, un viaje entre mundos –Entremón–.
Ya cerca de Samitier, volvemos a oír el rumor de fondo. El de la nueva arteria de la vida: la carretera.
SIN PIEDRAS, NO HAY ARCO
Circulando por ella, de vuelta a casa, dialogamos sobre lo que escribe Severino Pallaruelo en Las navatas. Según él, no fue la carretera, ni los camiones, los que acabaron con un oficio cuyo origen se perdía en la noche de los tiempos y que desapareció a mitad del siglo XX, cuando "los cauces navateros quedaron bloqueados, entubados en largos túneles o canalizados hacia turbinas".
“La vieja sociedad ha muerto. Era como un gran arco cuyas dovelas se llamaban autoconsumo, trashumancia, heredero único, casa, piedra y losa, etc. Cuando algunas piedras se movieron, todo el arco cayó, porque cada dovela sujetaba a las otras y todas se necesitaban entre sí”, apuntala el de Puyarruego.
Entre una curva y otra, me imagino a Marco Polo aleccionando a Kublai Kan en Las ciudades invisibles de Italo Calvino: "Sin piedras, no hay arco".
MAPA & TRACK GPS
GUÍA PRÁCTICA
→ DURACIÓN Entre 4 y 5 horas.
→ ÉPOCA IDEAL En primavera o cuando el nivel del pantano sea alto.
→ CARTOGRAFÍA Hemos utilizado el mapa de la Editorial Alpina Sobrarbe Central, de escala 1:40.000, edición 2021-2022.
→ AGUA Hay fuente en Samitier.
→ TERRENO Muy variado: hay sectores de sendas y caminos abruptos de firme pedregoso y con cantos afilados, pero también dos sectores de considerable distancia por carretera asfaltada.
→ DIFICULTAD Aunque no presenta grandes dificultades técnicas, sí alberga varios sectores de exposición vertical que requieren atención absoluta, tanto en las inmediaciones de los castillos como en la travesía del congosto. En diversos puntos del Entremón se han instalado vías ancladas a la pared, pero no hay barandillas ni otro elemento de protección.
→ ASFALTO El primer tramo por carretera es antes de llegar a la entrada del Entremón. Se podría reducir ligeramente yendo hasta el pueblo de Ligüerre de Cinca, pero implicaría un mayor rodeo también por asfalto hasta llegar al pueblo. El segundo sector asfaltado va desde la presa de Mediano (atención, dos túneles) hasta el desvío que nos conducirá por caminos y sendas a Samitier.
→ CALZADO Conviene elegir calzado ligero pero con suela adecuada para firmes pedregosos.
→ ABRIGO Cualquier actividad de montaña requiere ser previsor y en la mochila nunca pueden faltar las prendas de abrigo necesarias para eventuales emergencias o cambios de tiempo, manta térmica y demás equipo de seguridad.
→ COMIDA La ruta es en total autosuficiencia, pero en Samitier se encuentra el restaurante Abadía Samitier.
→ OPCIÓN MOUNTAIN BIKE La ruta ZZ-054 Vuelta al Entremón V2 de Zona Zero MTB recorre este sector, pero sin pasar por el camino del Congosto del Entremón.
→ CÓMO LLEGAR La ruta comienza y acaba en el pueblo de Samitier, en la comarca de Sobrarbe, Huesca.
→ ENCANTARÁ… A excursionistas curiosos, interesados tanto en la historia como en el "futuro presente" del planeta.
→ CONTRAINDICADA PARA… Personas con vértigo.











